Nuestro campo ¿Dónde estamos?
 
 
     
 
     
 
Historia
 
 
Los Indios de esta zona

Como lo muestran los restos de alfarería que suelen encontrarse en la zona, varias son las razas que las poblaron en diferentes épocas.
Hacia el año 1814, un malón de enormes proporciones azotó estos campos llegando a las inmediaciones de Chascomús, desbastando a su paso ganados y estancias. El Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de La Plata, Don Gervasio Posadas, recibe una solicitud de ayuda, pero no esta dispuesto a enviar hombres, por lo que envía armas y municiones para que los estancieros y los habitantes de los poblados se armen para repeler la indiada, la cual finalmente se aleja.
Los indios que mantenían un arreglo con Juan Manuel de Rosas, estanciero afincado en los Cerrillos y que manejaba una estancia en El Rincón de Lopez, frecuentaban estas tierras. En el año 1823 una partida importante de indios incursiona sobre este territorio, robando ganado y matando peones. Rosas arriba a su estancia en Monte y se la encuentra devastada, situación que el había anunciado años atrás, pero el gobierno no le prestó atención. Por lo anterior, arma a 25 peones y sale en busca de la indiada. En Chascomús se encuentra con el cuerpo de Blandengues y es nombrado por el jefe del mismo para compartir la vanguardia. Cruzan el Salado y se internan en Pila. Entonces, deben marchar de noche y pierden el rastro; Rosas, que conocía como pocos estas tierras, guía a su columna y el jefe le entrega el mando. Al segundo día divisan la indiada y dirige su vanguardia contra los indios, haciéndolos dispersar y abandonar en el campo cautivas y ganado.

El origen de las tierras
En 1816, Hermenegildo Martinez de Carmona se establece al interior del Río Salado, terreno que le es otorgado por decreto, años más tarde.
En el año 1819, Carmona vende a Tadeo Almada la propiedad y todo su ganado; y posteriormente, en 1826, este último vende a Manuel Baurdin el terreno situado en el paraje “Laguna de los Blandengues”, quien lo compra en sociedad con Guillermo Ford. En el año 1832,Manuel Baurdin cede y traspasa a su socio los derechos que le corresponden de la estancia “Blandengues”; y éste, en 1852, vendió al señor José Gregorio Lezama la Estancia “Blandengues” con una superficie de, aproximadamente, tres leguas cuadradas.
En el año 1864, la Legislatura de la provincia dicta una ley por la que se aprueba el proyecto de subdivisión de la campaña en el interior del Río Salado en 45 partidos. Dicha Ley fue reglamentada al año siguiente, ya con el ferrocarril en tierras chascomunenses.
En 1871, la empresa Ferrocarril del Sud presenta un proyecto,proponiendo extender la línea Chascomús a Dolores. Tres años después, José Gregorio Lezama dona al señor Carlos B. Krabbé, representante del Ferrocarril del Sud, una superficie de tierras con destino a vías y estación, con la promesa, por parte de las autoridades del mismo, de colocarle a la estación el nombre del donante.
Finalmente el 10 de noviembre de 1874, se produce la habilitación del servicio público de la línea Chascomús – Dolores, y con ello, la estación Lezama.
Después del paso inaugural del ferrocarril, Gregorio Lezama concibe la idea de formar un pueblo en torno a la estación que llevaba su nombre.
El agrimensor Julio C. Senra es el encargado de realizar el proyecto de manzanas, quintas y chacras; el cual no se concretó.
En el año 1881, Lezama vende las tierras, recuperándolas en 1889, luego de transitar por varios propietarios.
El 23 de julio del mismo año fallece Lezama, heredando su esposa Angela Alzaga de Lezama, quien vende el establecimiento “Blandengues” a los señores Juan Fair y Patricio Reid. En 1895 Juan Fair vende una superficie de 5.435 hectáreas, parte del establecimiento “Blandengues”, al sr. Manuel J. Cobo, quien, adquiere otras fracciones lindantes con la anterior, en los años 1898 y 1905, formando en total una superficie de 11.784 hectáreas.
El 18 de octubre de 1912, el señor Manuel J. Cobo se dirige al Ministerio de Obras públicas de la Provincia de Buenos Aires como propietario del establecimiento “La Belén” y “Las Barrancas”, sobre la estación Lezama, solicitando la aprobación de los planos para la formación de un pueblo y colonia, proponiendo para el mismo, el nombre de Manuel José Cobo. El 9 de diciembre del mismo año, el Poder Ejecutivo resuelve aprobar los planos presentados por Manuel J. Cobo, teniendo que realizar algunas modificaciones propuestas por el Departamento de Ingenieros, y escriturar las reservas libres de todo gravamen. Como consecuencia de la aprobación del nuevo centro poblacional “Manuel José Cobo” el señor Cobo contrata a los rematadores “Bravo Barros y Compañía” para la subasta de lotes frente a la estación Lezama.
El 9 de marzo de 1913, se procede a remate de 2.500 hectáreas, divididas en solares, quintas y chacras. La venta comprende 53 manzanas, divididas en fracciones de todos tamaños (114 quintas con superficies entre una y seis hectáreas, y 42 chacras de entre doce y ochenta y dos hectáreas).
Unos meses después, el señor Cobo se dirige al Ministro de obras públicas, solicitando escriturar una parte solamente de las reservas destinadas a uso público, pues parte del campo estaba gravado por una hipoteca.
El tiempo pasa y recién en 1920 se comienza nuevamente a tratar de que el señor Cobo escriture las reservas, notificando que en caso contrario quedaría desistida la gestión. Al año siguiente, la Asesoría de Gobierno se entera que el Señor Manuel j. Cobo había fallecido en el año 1914, acordando un plazo de sucesión para que escriture las reservas a favor del fisco. El Intendente de Chascomús informa que la heredera de Manuel J. Cobo es su viuda Belén Zapiola de Cobo, y su procurador Benito Campos piensa escriturar cuanto antes las reservas al fisco. Este último se dirige al Ministerio de Obras Públicas, a fin de escriturar las tierras, haciendo presente que la señora de Cobo ha vendido un área de tierras al Banco Hipotecario Francés Argentino, estando comprendida dentro de la superficie algunas de las reservas donadas. Finalmente, en 1930, con motivo de una nueva presentación del municipio de Chascomús para que se activen las gestiones para escriturar las reservas para usos públicos, y habiendo sobrepasado el tiempo previsto, se ordena el archivo de las actuaciones.

LA CREACIÓN DEL PARTIDO DE VIEDMA O BIEDMA

La ley Nº 422 sancionada el 24 de octubre de 1864 bajo la presidencia del Senador Norberto de la Riestra, aprobaba el proyecto de división de la campaña al interior del Río Salado, quedando dividida en cuarenta y cinco partidos, es decir, ocho más que los existentes. Un año después, el Ministerio de Gobierno establece los nombres de los ocho nuevos partidos y los limites que tendrán los cuarenta y cinco en que ha quedado dividida esta parte de la campaña. Así, se denominó Partido de Viedma al que estaba situado en el rincón de Viedma, entre los ríos Salado, de la Plata y Samborombón.
En 1893, el interventor Nacional, Dr. Lucio Vicente Lopéz, dicta un decreto dotando de autoridades al Partido de Viedma para constituir el gobierno municipal que atendiera las necesidades de la población.
Finalmente, el 21 de diciembre de 1894, el Senado y Camara de Diputados deciden derogar la ley y su decreto reglamentario en la parte referente a la creación del Partido de Viedma, quedando dichas tierras comprendidas dentro del distrito de Chascomús.

La Azotea grande

Es esta edificación el testimonio del antiguo partido de Viedma, que tuviera su cede en dichas paredes. Servía a los viajeros de guía y descanso, estación de diligencias y lugar de reunión de los habitantes de esta zona.

JOSE GREGORIO LEZAMA

Nació en la Provincia de Salta en 1802, siendo hijo de Francisco A. Lezama y Ursula Quiñones, ambos españoles. A partir del año 1821, se dedicó a efectuar viajes por las Provincias argentinas, desarrollando actividades comerciales. Luego se radico en Buenos Aires donde acumulo una gran fortuna, logrando una posición económica y social de gran prestigio. Se casó con Ángela de Alzaga, de la ilustre familia del alcalde de ese apellido.
Fue propietario de varios establecimientos ganaderos y figuró en muchas empresas mercantiles. Tuvo varias propiedades en Buenos Aires, pero indudablemente la de mayor trascendencia fue la que adquirió al señor Carlos Rdley Horne, una suntuosa mansión ubicada en las barrancas del hoy Parque Lezama, con un inmenso jardín de plantas valiosas.
En dicha quinta se abrió un lazareto en el año 1858, para combatir la fiebre amarilla que asolo al barrio de San Telmo. Fue proveedor del ejercito durante la guerra con el Paraguay. Según el historiador Miguel Solá, “hizo una vida de bien público”, siendo dadivoso, protegiendo a los hombres de letras y arte, entre ellos José Hernandez.
Falleció en Buenos Aires el 23 de julio de 1889, en la propiedad que hoy ocupa el Museo Nacional en el Parque Lezama.
A su fallecimiento su señora Ángela de Álzaga vendió a la Municipalidad de Buenos Aires el parque, en una módica suma de dinero, con la condición de que llevase el nombre de su cónyuge.


Manuel José Cobo y sus estancias

Nació el 26 de agosto de 1858 en Buenos Aires y cursó estudios en el colegio del Salvador. Después fue enviado por su padre al pago del Tuyú y a los partidos de Mar Chiquita y Lobería, para administrar las estancias que la familia poseía.
Se interesó por mejorar el ganado criollo, trayendo de escocia, las razas Durhan y Alberdeen sangre nueva para el refinamiento de carne y leche.
Se dedicó a la importación del pedigree de la raza Shorthorn.
En el año 1890 se casa con Belen Zapiola, nieta del heroe de la independencia, General Maías Zapiola.
Sobre la estación del ferrocarril “Lezama”, instaló una nueva cabaña a la que le dio el nombre de “La Belén”, por su esposa. Jules Huret en su libro “La Argentina”, la describe como “…opulenta villa florentina, en medio de parques y jardines donde pasean gallardamente los pavos.”
Fue ampliando su campo con otros linderos, llegando a tener 11784 hectáreas, y con otra cabaña modelo llamada “Las Barrancas”, con numerosos puestos atendidos por escoceses e irlandeses. Se criaba el ganado bovino y ovino de pura sangre, contando con unos quinientos toros de pedigree raza Shorthorn y más de cuatro mil puros. Además, diez mil ovejas puras de raza Lincoln, lo que le valió celebridad y numerosos trofeos en todo el mundo. Asimismo, fomentó la plantación de montes, ofreciendo por cada árbol plantado un peso de premio. Por su enfermedad, llego a plantar medio millón de plantas de 164 especies diferentes. También en su afán de mejorar, introduce los cercos de maclura, que aún perduran en algunos sitios.
Las instalaciones, los modelos y el sistema empleado eran ingleses, así como también, el personal que dirigía la estancia. De igual manera que en el resto de las estancias de la época, en las estancias “La Belén” y “Las Barrancas”, no entraba dinero en efectivo, todo se liquidaba en ordenes y bonos de pago sobre Buenos Aires, para evitar robos y crímenes.
Ya en 1912, cuando comienza a gestionar la fundación del pueblo, se le agrava el mal contraído años atrás y su salud se fue quebrantando poco a poco. Comenzaron a declinar sus empresas en la crisis de la guerra de los Balcanes. Ordeno la liquidación de sus planteles en tres grandes remates.
El 14 de agosto de 1914 fallece Cobo en su mansión de Capital Federal , quedando su mujer Belén, después de pagar a bancos , acreedores, mayordomos, puesteros y peones, prácticamente en la ruina; pero dejando como herencia sus ideas de modernización y organización, además de perpetuar su memoria en el pueblo, que lleva su nombre.

 

 
 
 
     
 
     
 
Susana Caquineau © 1999-2006