Nuestro campo ¿Dónde estamos?
 
 
     
 
 
Municipalidad de Chascomus
 
     
 
El Fuerte 1779
Palacio Municipal 1868
Nuevo Palacio 1939
Autoridades Municipales
 
     
     
  El Fuerte 1779  
     
  La fundación de Chascomús  
     
 

Juan de Garay, el fundador de Buenos Aires, fue el primer hombre blanco que vio estas tierras, cuando en 1581 realizó una exploración en las llanuras pampeanas del sur. Pero recién en 1640, el nieto de Gaitán, soldado de Garay, puebla, con ganado cimarrón, unas leguas entre la laguna de Chascomús y el río Samborombón, no obstante aún por casi un siglo y medio más (1779) es tierra india. Afirma Don Juan Luzian, en su libro "Hombres y Hechos", que durante cien años, tildaron los historiadores a Beltbezé como fundador de Chascomús (una antigua calle de nuestro pueblo lleva su nombre) y en vez de 1779 se daba el año 1780 o 1777. Hubo que esperar a 1929, fecha del sesquicentenario, para que se rectificara la historia menuda.

 
 
 
 
Varios historiadores no conformistas sacaron del Archivo Nacional y Sevillano la imagen del modesto Capitán de Blandengues, Pedro Nicolás Escribano, y lo pusieron en el pedestal. Continúa expresando Luzian en su libro que, Beltbezé era superior, por cierto. Vertíz también. Y Pinazo y todo el Consejo de Guerra de aquel verano de 1778/79.
 
 
 
 
Pero en la confusión de opiniones cortó este simple Capitán por fin el nudo y clavó su sable en las barrancas de la laguna indiana. De esta milenaria Chadi-co-meu araucano-tehuelche-pampa. El 27 empezó la mudanza con las carretas y chatas del viejo Zanjón.
 
 
 
 
Y el 30 de Mayo de 1779 mandó Escribano un chasque a su Virrey en la Fortaleza, diciendo: "Junto con mi compañía he elegido por patrono de este fuerte a San Juan Bautista y por patrona a Nuestra Señora de la Merced y espero sean de la aprobación de V.E." Agregando, de una mención de los "enredos de estos indios, unos con otros" que: "Hoy día de la fecha queda acabada la zanja del Fuerte y no puede poner maderas por faltar los carpinteros..." Una verdadera fe de bautismo.
 
     
  Y después del Fuerte, una Ciudad  
     
 

En muy pocos años, la Guardia fronteriza y militar se transformó en un pueblo. En 1839 la sangre tiñe su tierra, cuando en un levantamiento contra Rosas, quienes habían empuñado las armas son derrotados en la batalla de los "Libres del Sur", que los recuerda con su nombre, pagando muchos con su vida y otros con una implacable persecución, que enluta por años a numerosas familias. El fuego de las armas se deja oir nuevamente, esta vez en la margen izquierda del río Salado en el linde de esta comarca, en 1853, en los campos de San Gregorio, durante la formación definitiva de nuestro país.

 
 
 
 

Posteriormente, ya en paz, por largos decenios de trabajo, los campos de la zona se transforman en una muestra de la moderna ganadería. Y dentro de este marco, en 1844, un estanciero de origen inglés, Richard Black Newton, introduce el alambrado, que desde su establecimiento rural "Santa María", a orillas del río Samborombón, se extiende por todo el país. Junto con Newton, muchos otros hombres hicieron fructíferas estas tierras, tal el caso del cabañero Manuel J. Cobo, en cuyas tierras, al ser loteadas, se fundó el pueblo de Lezama, que hoy lleva su nombre.

 
 
 
 
Continuaron los pioneros, y el pueblo agrícola-ganadero, ya municipio, se hace además, en este siglo, industrial. Y poco a poco se transforma en un polo pujante que un día también, y merced a la acción de nuevos visionarios, abre sus puertas al turismo para ofrecer sus lagunas, bellezas naturales y rica historia.
 
     
 
 
     
  Palacio Municipal 1868  
     
  Historia del Palacio Municipal  
     
 
A cada lado de la arcada central, que era la más alta, seis arcadas daban marco a aquella, sobre el frente de la vieja recova, frente a la plaza, sobre Crámer. Sólo quedan de ella las fotografías y el testimonio vivo de los memoriosos que aún hoy lamentan el destino final del edificio que fuera orgullo del pueblo todo. Picos y palas, un día, dieron por tierra con el edificio.
 
     
 
 
 
 
 

La Corporación Municipal había aprobado el 28 de Diciembre de 1857 el presupuesto de Don José Bellos y Compañía para la construcción de la Casa Municipal; una casa que bien que habría de ser de todos, como que un año después, en Octubre del '58, siendo Gándara presidente de la Municipalidad se resolvió levantar una suscripción entre el vecindario del partido para cubrir el último pago del contrato oportunamente celebrado.

 
     
 
Se encomendó entonces la tarea a Don Salustiano Lezama, el Cura Vicario Don Juan San Martín, Don Pedro Rocca, Don Ignacio Unanue, Don José Luis Loenzo y Don Ceferino Girado. Un año y algunos meses más tarde, a instancias de Lezama y del ya nombrado sacerdote, se obtuvieron $80.000 para el pago de la obra y continuación del edificio para escuelas. Luego de ello, Juan Lahitte hizo los revoques y en 1869 se construyeron los pisos del zaguán y patios, de mármol blanco y negro.
 
 
 
 
"¿Qué se hará de esta casa, orgullo de otros tiempos?", se preguntaba Rolando Dorcasberro en el pie de fotografía de su no superado álbum en los días del sesquicentenario de la fundación del pago chico.
 
 
 
 
En una década tendría la respuesta. Picos y palas para levantar en el mismo predio el actual Palacio Comunal.
 
     
 
 
     
  Nuevo Palacio 1939  
     
 

Más altivo el actual, más audaz sin duda; sin el viejo sabor de aquella casona de las arcadas. Una al centro y más alta, seis más pequeñas a un lado, seis al otro. Hoy apenas si quedan las fotografías quebradas por el tiempo y el testimonio vivo de los memoriosos.

 
     
  Apenas veintiún días mediaron entre la aprobación del Honorable Consejo Deliberante para llamar a Licitación para la construcción de un nuevo Palacio Municipal y la adjudicación de las obras, en sesión extraordinaria.  
     
  El 21 de Junio de 1939, el Consejo autoriza al Departamento Ejecutivo para llamar a Licitación Pública por el término de quince días para la construcción del edificio, con muebles y artefactos, a levantarse en el sitio que entonces ocupaba la casa municipal.  
     
  Se autoriza entonces al ejecutivo a invertir la suma de $381.400 Moneda Nacional, incluyendo en ese monto, el edificio, la provisión de muebles y artefactos y la construcción de veredas circundantes.  
     
  Tres semanas después, el 12 de Julio en una sesión extraordinaria, el Consejo Deliberante aprueba un Decreto del Intendente Municipal, por el cual "adjudícanse las obras del Palacio Municipal, muebles y artefactos y vereda circundante al mismo, a la Empresa Constructora 'Piazza y Piana' por un total de $333.955 Moneda Nacional".  
     
  Por el mismo acto,. El intendente resolvía devolver los depósitos de garantía efectuados por los otros proponentes para la obra: Acevedo Shaw S.A. y Dates y Cía. S.R.L.  
     
  El Palacio Municipal ya estaba en marcha.  
     
  Centro de las decisiones que hacen a la vida del partido de Chascomús, hacia él convergen las miradas ciudadanas; en él, desde la década del cuarenta, han alternado hombres de distintas ideologías, provenientes de diversos sectores, animados por disímiles intenciones que creyeron mejores para el bienestar del pago chico y la administración comunal que les encomendara alternativamente, la fuerza de las urnas o la fuerza de las armas.  
     
  El nuevo Palacio Municipal albergó en su seno incluso a instituciones bancarias recién llegadas a la ciudad hasta tanto contaran con sus propias instalaciones, y, hasta 1973, funcionó en la esquina de Mitre y Crámer el Juzgado de Paz que luego se trasladara al Centro Cívico, edificio de concentración de oficinas públicas bonaerenses.  
     
  El Palacio Municipal, con sus seis décadas, muestra cuidadas líneas arquitectónicas en su aspecto colonial, y aun cuando añoran los memoriosos la vieja casa municipal, cierto es que el edificio de hoy, el "nuevo" Palacio es también un atractivo en materia edilicia.  
     
 
 
     
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Susana Caquineau © 1999-2006